HISTORIA EN GRUPO

Vamos a crear una historia entre todas.

Empiezo:

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso...

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él...

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos. Fue una conversación dura, llena de reproches que no sentía. Estaba dolida y ahora me arrepiento. Ojalá pudiera dar marcha atrás y borrar mis palabras.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos. Fue una conversación dura, llena de reproches que no sentía. Estaba dolida y ahora me arrepiento. Ojalá pudiera dar marcha atrás y borrar mis palabras.
Metí la mano en el bolso y cogí mi teléfono móvil, marqué su número de teléfono, pero colgué, aún no estaba preparada para hablar con él, el dolor era demasiado grande para perdonarle.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos. Fue una conversación dura, llena de reproches que no sentía. Estaba dolida y ahora me arrepiento. Ojalá pudiera dar marcha atrás y borrar mis palabras.
Metí la mano en el bolso y cogí mi teléfono móvil, marqué su número de teléfono, pero colgué, aún no estaba preparada para hablar con él, el dolor era demasiado grande para perdonarle.
De repente, el sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Metí la mano en el bolso, cogí el teléfono y miré la pantalla, en ella salía un nombre, el suyo, Carlos. Descolgué y pregunté:
-¿Qué quieres?
-He visto una llamada perdida en mi teléfono con tu nombre.
-Si. -Le respondí- Marqué el número, pero colgué inmediatamente.
-¿Cómo estás? -Me preguntó.
-Para ser sincera, Carlos, aún no sé si estoy preparada para hablar contigo, aún no te he perdonado.- Contesté secamente.
-Me gustaría retroceder en el tiempo y cambiar lo que hice mal, pero no puedo hacerlo. Te alegrará saber que Raquel me ha dejado. -Me dijo.

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos. Fue una conversación dura, llena de reproches que no sentía. Estaba dolida y ahora me arrepiento. Ojalá pudiera dar marcha atrás y borrar mis palabras.
Metí la mano en el bolso y cogí mi teléfono móvil, marqué su número de teléfono, pero colgué, aún no estaba preparada para hablar con él, el dolor era demasiado grande para perdonarle.
De repente, el sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Metí la mano en el bolso, cogí el teléfono y miré la pantalla, en ella salía un nombre, el suyo, Carlos. Descolgué y pregunté:
-¿Qué quieres?
-He visto una llamada perdida en mi teléfono con tu nombre.
-Si. -Le respondí- Marqué el número, pero colgué inmediatamente.
-¿Cómo estás? -Me preguntó.
-Para ser sincera, Carlos, aún no sé si estoy preparada para hablar contigo, aún no te he perdonado.- Contesté secamente.
-Me gustaría retroceder en el tiempo y cambiar lo que hice mal, pero no puedo hacerlo. Te alegrará saber que Raquel me ha dejado. -Me dijo.
- Tienes razón, me alegra. Así sabrás como me siento.

Colgué. No quería que me oyera llorar...

Era una noche de verano en París, estaba de vacaciones, y pensé que Francia sería el lugar perfecto para un idílico descanso. A pesar de ser verano, no hacía mucho calor, y corría una ligera brisa, así que decidí salir a dar un paseo. Caminé por las orillas del Sena sin rumbo, pensando en él. Habían pasado varios meses desde nuestra ruptura, y no había vuelto a verlo, pero a pesar de ello, su recuerdo acudía a mi mente una y otra vez.
Me senté en un banco, y me quedé allí quieta, contemplando en silencio la gente que paseaba a mi alrededor. Pasados unos minutos acudió a mi mente la conversación que tuvimos nuestra última noche juntos. Fue una conversación dura, llena de reproches que no sentía. Estaba dolida y ahora me arrepiento. Ojalá pudiera dar marcha atrás y borrar mis palabras.
Metí la mano en el bolso y cogí mi teléfono móvil, marqué su número de teléfono, pero colgué, aún no estaba preparada para hablar con él, el dolor era demasiado grande para perdonarle.
De repente, el sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Metí la mano en el bolso, cogí el teléfono y miré la pantalla, en ella salía un nombre, el suyo, Carlos. Descolgué y pregunté:
-¿Qué quieres?
-He visto una llamada perdida en mi teléfono con tu nombre.
-Si. -Le respondí- Marqué el número, pero colgué inmediatamente.
-¿Cómo estás? -Me preguntó.
-Para ser sincera, Carlos, aún no sé si estoy preparada para hablar contigo, aún no te he perdonado.- Contesté secamente.
-Me gustaría retroceder en el tiempo y cambiar lo que hice mal, pero no puedo hacerlo. Te alegrará saber que Raquel me ha dejado. -Me dijo.
- Tienes razón, me alegra. Así sabrás como me siento.

Colgué. No quería que me oyera llorar, aunque en el fondo me alegraba de que hubiera roto con Raquel, quien había sido mi mejor amiga, para pasar de repente a ser mi rival, al haberse metido en mi relación con Carlos. Estuve tentada de llamar a Raquel, ardía en deseos de insultarla, de decirle a la cara todo lo que pensaba de ella, pero decidí no hacerlo, no, no iba a rebajarme a su altura, Raquel no merecía mi amistad.